domingo, 3 de agosto de 2014

Bajo la misma estrella: Capitulo 9



                                       CAPITULO 9

El día antes de que nos fuéramos para Ámsterdam, volví al grupo de apoyo por primera vez desde que conocí a Augustus. El equipo había rotado un poco allí en el Literal Corazón de Jesús. Llegué temprano, con el tiempo suficiente para que Lida, la sobreviviente de cáncer apendicular perennemente fuerte me pusiera al día en todo mientras ...comía una galleta de chip de chocolate de la tienda de comestibles apoyándome contra la mesa de postres. Michael, de doce años y con leucemia había fallecido. Él había luchado duro, me dijo Lida, como si hubiera otra manera de luchar. Todos los demás todavía seguían allí. Ken estaba NEC22 después de la radiación. Lucas había recaído y ella lo dijo con una sonrisa triste y un pequeño encogimiento de hombros, en la manera en que podrías decir que un alcohólico ha recaído. Una chica linda y regordeta caminó hasta la mesa y saludó a Lida, entonces se me presentó como Susan. No sabía qué estaba mal con ella, pero tenía una cicatriz que se extendía desde el lado de su nariz hasta su labio y sobre su mejilla. Se había puesto maquillaje sobre la cicatriz, lo que sólo servía para enfatizarla. Estaba sintiéndome un poco sin aliento de estar de pie, así que dije: —Voy a sentarme entonces el ascensor se abrió, revelando a Isaac y su mamá. Él llevaba gafas de sol puestas y agarraba el brazo de su mamá con una mano, y un bastón con la otra.
—Hazel del grupo de apoyo no Mónica —dije cuando él estuvo lo suficientemente cerca, y sonrió y dijo:
—Hola, Hazel. ¿Cómo va todo? __________________________________________
22 NEC : Not Evidence of Cancer. Sin evidencia de cáncer.
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—Bien. Me he vuelto realmente atractiva desde que quedaste ciego.
—Lo apuesto —dijo. Su mamá lo llevó a una silla, besó la parte superior de su cabeza, y se retiró hacia el ascensor. Sintió el alrededor bajo él y luego se sentó. Me senté en la silla a su lado.
—Así que, ¿cómo va todo? —Bien. Feliz de estar en casa, supongo. ¿Gus me dijo que estuviste en la UCI?
—Síp —dije.
—Apesta —dijo.
—Estoy mucho mejor ahora —dije—. Voy a ir a Ámsterdam mañana con Gus.
—Lo sé. Estoy muy al día en tu vida, porque Gus nunca. Habla. De nada. Más.—Sonreí. Patrick se aclaró la garganta y dijo:
—¿Si todos pudiéramos tomar asiento? —Captó mi mirada—. ¡Hazel! —dijo—. ¡Estoy muy feliz de verte!— Todos se sentaron y Patrick empezó a contar de nuevo su historia de su falta de bolas, y caí en la rutina del grupo de apoyo: comunicación a través de suspiros con Isaac, sintiendo pena por todos en la habitación y también por todos fuera de ésta, alejándome de la conversación para centrarme en mi dificultad para respirar y el dolor. El mundo siguió, como lo hace, sin mi participación plena, y sólo desperté de la ensoñación cuando alguien dijo mi nombre. Fue Lida la Fuerte. Lida en remisión. Lida, rubia, sana y fornida, que nadaba en su equipo de natación de la secundaria, Lida, que perdió sólo su apéndice, diciendo mi nombre, diciendo:
—Hazel es una inspiración para mí; de verdad lo es. Ella simplemente sigue luchando la batalla, despertándose cada mañana y yendo a luchar sin queja. Es tan fuerte. Es mucho más fuerte de lo que soy yo. Simplemente desearía tener su fuerza.
—¿Hazel? —preguntó Patrick—. ¿Cómo te hace sentir eso? Me encogí de hombros y miré a Lida.
—Te daré mi fuerza si puedo tener tu remisión —Me sentí culpable tan pronto lo dije.
—No creo que eso sea lo que quiso decir Lida —dijo Patrick—. Creo que ella… —Pero dejé de escuchar. Después de las oraciones por los vivos y la letanía interminable por los muertos, con Michael agregado al final, sostuvimos nuestras manos y dijimos: —¡Vivir nuestra mejor vida hoy! — Lida inmediatamente se apresuró hacia mí llena de disculpas y una explicación, y le dije:
—No, no, está realmente bien —Le dije adiós con la mano, y le dije a Isaac—: ¿Te importaría acompañarme arriba?— Él tomó mi brazo, y caminé con él al ascensor, agradecida de tener una excusa para evitar las escaleras. Casi había hecho todo el camino hasta el ascensor cuando vi a su mamá parada en una esquina del Corazón Literal.
—Estoy aquí —le dijo a Isaac, él cambió de mi brazo al de ella antes de preguntar:
—¿Quieres venir?
—Seguro —dije. Me sentí mal por él. Aun cuando odiaba la simpatía que las personas sentían por mí, no pude evitar sentirla por él. Isaac vivía en un pequeño rancho en Meridian Hills al lado de una escuela privada cara. Nos sentamos en la sala mientras su mamá iba a la cocina a hacer la cena, y entonces él preguntó si quería jugar un juego.

—Seguro —dije. Entonces él preguntó por el control remoto. Se lo di, y encendió el televisor y entonces un computador se conectó a éste. La pantalla del televisor permaneció negra, pero después de unos pocos segundos una voz profunda habló desde éste.
—Deception —dijo la voz—. ¿Un jugador o dos?
—Dos —dijo Isaac—. Pausa. — Se giró hacia m...í. —Juego este juego con Gus todo el tiempo, pero es exasperante porque él es un jugador de videojuegos completamente suicida. Es, como, demasiado agresivo en salvar civiles y cualquier cosa.
—Sí —dije, recordando la noche de los trofeos rotos.
—Activa —dijo Isaac.
—Jugador uno, identifícate.
—Esta es la voz sexy sexy del jugador uno —dijo Isaac.
—Jugador dos, identifícate.
—Seré el jugador dos, supongo —dije. El Sargento Mayor Max Mayhem y el Cabo Jasper Jacks despiertan en una habitación oscura y vacía de aproximadamente doce metros cuadrados. Isaac apuntó hacia el televisor, como si yo debiera hablarle o algo así.
—Um —dije—. ¿Hay un interruptor de luz?
—No .
—¿Hay una puerta?
El Cabo Jacks localiza la puerta. Está cerrada. Isaac saltó. —Hay una llave sobre el marco de la puerta.
Sí, la hay.
—Mayhem abre la puerta.
La oscuridad todavía es completa.
—Saca un cuchillo —dijo Isaac.
—Saca un cuchillo —agregué. Un chico, el hermano de Isaac, asumo, salió de la cocina. Quizás tenía diez, nervioso y lleno de energía, y saltó a través de la sala antes de gritar en una imitación realmente buena de la voz de Isaac:
—MATARME. El Sargento Mayhem lleva su cuchillo a su cuello. ¿Estás seguro de que …
—No —dijo Isaac—. Pausa. Graham, no me hagas golpearte el culo.
Graham rió tontamente y saltó hacia un pasillo.
Como Mayhem y Jacks, Isaac y yo sentimos nuestro camino hacia la cueva hasta que tropezamos con un tipo a quién apuñalamos después de hacer que nos dijera que estábamos en una cueva de la prisión ucraniana, a más de un kilómetro bajo tierra. Mientras continuábamos, los efectos de sonido, un río subterráneo rugiendo, voces hablando en ucraniano y acento inglés te llevan a través de la cueva, pero no había nada que ver en este juego. Después de jugar por una hora, empezamos a escuchar los quejidos de un prisionero desesperado, rogando—: Dios, ayúdame. Dios, ayúdame. —Pausa —dijo Isaac—. Aquí es cuando Gus siempre insiste en encontrar al prisionero, aun cuando eso evita que ganes el juego, y la única manera de liberarrealmente al prisionero es ganar el juego. —Sí, él se toma los videojuegos en serio —dije—. Está un poco o tal vez demasiado enamorado de la metáfora. —¿Te gusta? —preguntó Isaac. —Por supuesto que me gusta. Él es genial. —¿Pero no quieres enrollarte con él? Me encogí de hombros.
—Es complicado. —Sé lo que estás tratando de hacer. No quieres darle algo que no pueda manejar. No quieres que él sea tu Mónica —dijo. —Más o menos —dije. Pero no era así. La verdad era, no quería que él fuera un Isaac para mí—. Para ser justos con Mónica —dije—, lo que le hiciste tampoco fue muy agradable. —¿Qué le hice? —preguntó, a la defensiva. —Ya sabes, quedarte ciego y todo eso. —Pero eso no es mi culpa —dijo Isaac. —No estoy diciendo que sea tu c ulp a . Estoy diciendo que no fue agradable .

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