sábado, 13 de septiembre de 2014

Bajo la misma estrella: Capitulo 24

CAPITULO 24


Tres días más tarde, el onceavo día AG, el papá de Gus me llamó en la mañana. Todavía estaba conectada al BiPAP, así que no respondí, pero escuché su mensaje al instante en que mi teléfono pitó.
—Hazel, hola, soy el papá de Gus. Encontré un, uh, cuaderno Moleskine negro en el revistero que estaba cerca de su cama en el hospital, creo que lo suficiente...mente cerca como para que él lo alcanzara. Desafortunadamente no hay nada escrito en el cuaderno. Todas las páginas están en blanco. Pero las primeras… creo que tres o cuatro… las primeras páginas fueron arrancadas. Buscamos en la casa pero no pudimos encontrarlas. Así que no sé qué hacer. ¿Tal vez esas páginas son a lo que Isaac se estaba refiriendo? De todas formas, espero que te esté yendo bien. Estas en nuestras oraciones todos los días, Hazel. Bien, adiós.
Tres o cuatro páginas arrancadas del cuaderno Moleskine y ya no estaban en la casa de Augustus Waters. ¿Dónde las dejaría para mí? ¿Pegadas en Huesos Funky? No, él no estaba lo suficiente bien para ir ahí. El Corazón Literal de Jesús. Tal vez las había dejado ahí para mí en su Último Buen Día. Así que fui veinte minutos antes del grupo de apoyo al día siguiente. Conduje a la casa de Isaac, lo recogí, y después conducimos al Corazón Literal de Jesús con las ventanas de la minivan abiertas, escuchando el nuevo álbum de The Hectic Glow, que Gus nunca oiría. Alcanzamos el elevador. Acerqué a Isaac a un puesto en el círculo de confianza después lentamente me abrí camino. Revisé todos los lugares: bajo las sillas, alrededor del atril detrás del cual había estado de pie entregando mi elogio, bajo la mesa de regalos, en el tablón de anuncios lleno de dibujos sobre el amor de Dios de los niños del domingo.
Nada. Este era el único lugar en el que habíamos estado juntos en esos últimos días aparte de su casa, y tampoco estaba aquí o estaba pasando algo por alto. Tal vez me lo había dejado en el hospital, pero si ese era el caso, era casi seguro que había sido desechado después de su muerte. Estaba sin aliento para el momento en que me senté en una silla al lado de Isaac, y me pasé todo el homenaje de Patrick diciéndole a mis pulmones que estaban bien, que podían respirar, que había suficiente oxígeno. Habían sido vaciados sólo una semana antes de que Gus muriera… observé el agua ámbar del cáncer gotear fuera de mi a través del tubo… aun así ya se sentían llenos de nuevo. Estaba tan concentrada en respirar que al principio no noté que Patrick me estaba llamando por mi nombre. Puse inmediatamente atención.
—¿Sí? —pregunté.
—¿Cómo estás?
—Estoy bien, Patrick. Me falta un poco el aire.
—¿Te gustaría compartir un recuerdo de Augustus con el grupo?
—Desearía simplemente morir, Patrick. ¿Alguna vez has deseado morir?
—Si —dijo Patrick, sin su usual pausa—. Si, por supuesto. ¿Entonces por qué tú no?
Pensé en eso. Mi típica respuesta era que deseaba seguir viviendo por mis padres, porque ellos estarían destrozados y sin hijos como consecuencia de mi muerte, y eso aún era un poco cierto, pero no lo era exactamente.
—No lo sé.
—¿Tienes la esperanza de que mejorarás?
—No —dije—. No, no es eso. Realmente no lo sé. ¿Isaac? —pregunte. Estaba cansada de hablar. Isaac empezó a hablar del amor verdadero. No podía decirles en qué estaba pensando porque me parecía cursi, pero estaba pensando acerca de en qué universo quería darse a notar, y como tenía que notarlo lo mejor que podía. Sentía que tenía una deuda con el universo que sólo mi atención podría corresponder, además tenía una deuda con todos los que no llegaron a ser mejores personas y todos aquellos que todavía no se habían convertido en mejores personas. Básicamente, lo que papá me había dicho. Me quede en silencio el resto de la reunión del grupo de apoyo, y Patrick dijo una oración especial para mí, y el nombre de Gus fue agregado en la larga lista de muertes… catorce de ellos por cada uno de nosotros… y prometimos vivir lo mejor que podíamos, después lleve a Isaac al carro. Cuando llegué a casa, papá y mamá estaban en la mesa del comedor en sus computadoras portátiles individuales, y al momento que entré por la puerta, mamá la cerró.
—¿Qué hay en la computadora portátil?
—Sólo algunas recetas antioxidantes. ¿Lista para el BiPAP y Ame rica’s Next Top Model? —preguntó.
—Sólo me voy a acostar un momento.
—¿Estás bien?
—Sí. Sólo cansada.
—Bueno, tienes que comer antes… —Mamá, estoy agresivamente sin hambre —Caminé hacia la puerta pero ella me interrumpió.
—Hazel, tienes que comer. Sólo algo de…
—No. Voy a dormir. —No —dijo mamá—. No vas a ir. —Miré a papá, que se encogió de hombros.
—Es mi vida —dije.
—No vas a morirte de hambre sólo porque Augustus murió. Vas a cenar.
Por alguna razón estaba realmente enojada.
—No puedo, mamá. No puedo. ¿Está bien?
Trate de empujarla para pasar pero agarró mis hombros y dijo:
—Hazel, vas a cenar. Necesitas mantenerte saludable.
—¡No! —grité—. ¡No voy a cenar, y no puedo mantenerme saludable, porque no estoy sana. Estoy muriendo, mamá. Voy a morir y te dejaré sola y no tendrás a quién rondar y ya no serás mamá, y lo siento, pero no puedo hacer nada, ¿Está bien?!
Me arrepentí tan pronto lo dije.
—Me escuchaste.
—¿Qué?
—¿Me escuchaste decirle eso a tu padre? —De sus ojos brotaban lágrimas—. ¿Verdad? —Asentí—. Oh, Dios. Hazel. Lo siento. Estaba equivocada, cariño. Eso no era cierto. Lo dije en un momento de desesperación. No es algo que crea. —Se sentó, y yo también me senté. Estaba pensando que sólo debería haber vomitada la pasta por ella en lugar de enojarme.
—¿Qué crees, entonces? —pregunté.
—Mientras una de nosotras viva, seré tu madre —dijo—. Aún si mueres, yo…
—Cuando —dije. Asintió.
—Aun cuando mueras, todavía seré tu madre, Hazel. No dejaré de serlo. ¿Has dejado de amar a Gus? —Negué con la cabeza—. ¿Bueno, entonces como podría dejar de amarte? —Está bien —dije. Ahora papá estaba llorando.

—Quiero que tengan una vida —dije—. Me preocupa que no tengan una vida, que se sentarán aquí todo el día y no me tendrán para cuidarme y miraran las paredes y querrán suicidarse. Después de un momento, mamá dijo:
—Estoy tomando clases. Online, a través de la UI37. Para conseguir mi maestría en trabajo social. De hecho, no estaba buscando recetas antio...xidantes; estaba escribiendo un artículo.
—¿En serio?
—No quiero que pienses que me estoy imaginando un mundo sin ti. Pero si obtengo mi MTS38, podré aconsejar a familias en crisis o encabezar grupos para lidiar con la enfermedad en sus familias o…
—¿Espera, te vas a volver como Patrick?
—Bueno, no exactamente. Hay todo tipo de empleos de trabajo social. Papá dijo:
—Ambos hemos estado preocupados porque te sintieras abandonada. Es importante que sepas que siempre estaremos para ti, Hazel. Tu mamá no va a ir a ningún lado. —¡No, eso es genial. Es fantástico! —Realmente estaba sonriendo—. Mamá se convertirá en Patrick. ¡Será una fantástica Patrick! Será mucho mejor que Patrick.
—Gracias, Hazel. Esto significa mucho para mí. Asentí. Estaba llorando. No podía superar lo feliz que estaba, llorando genuinas lágrimas de verdadera felicidad por tal vez la primera vez en mi vida, imaginando a mamá como Patrick. Me hacía pensar en la mamá de Anna. Ella también habría sido una buena trabajadora social. Después de un rato encendimos la TV y vimos ANTM. Pero lo detuve después de cinco segundos porque tenía varias preguntas para mamá.
—¿Entonces cuánto te falta para terminar? —Si voy a Bloomington39 por una semana este verano, debería poder terminar en diciembre.
—¿Exactamente cuánto tiempo has estado escondiéndome esto?
—Un año. —Mamá.
—No quería lastimarte, Hazel. Sorprendente.
—Así que cuando estas esperándome afuera de MCC o del grupo de apoyo o lo que sea, siempre estas…
—Sí, trabajando o leyendo.
—Eso es tan genial. Si muero, quiero que sepas que suspiraré desde el cielo cada vez que le pidas a alguien que comparta sus sentimientos. Papá se rió.
—Estaré ahí contigo, colega —Me aseguró. Finalmente, miramos ANTM. Papá realmente se esforzó por no morirse del aburrimiento, y preguntaba quién era quién, diciendo:
—¿Nos agrada ella?
—No, no. Odiamos a Anastasia. Nos agrada Antonia, la otra rubia —explicó mamá.
—Todas son altas y horribles —respondió papá.
—Disculpa por no saber la diferencia —Papá estiró su brazo por encima de mí para tomar la mano de mamá.
—¿Creen que seguirán juntos si muero? —pregunté.

—¿Hazel, que? Cariño —Buscó a tientas el control remoto y pausó nuevamente la televisión—. ¿Qué está mal? —¿Sólo, piensan qué lo harían?
—Si, por supuesto —dijo papá—. Tú mamá y yo nos amamos, y si te perdemos, lo superaremos juntos.
—Júralo por Dios —dije. ...
—Lo juro por Dios —dijo. Miré a mamá.
—Lo juro por Dios —afirmó—. ¿Por qué siquiera te estás preocupando por eso?
—Simplemente no quiero arruinar su vida o algo así. Mamá se inclinó hacia adelante y presionó su rostro contra mi despeinado cabello y besó mi cabeza. Le dije a papá:
—No quiero que te vuelvas un miserable desempleado, alcohólico o lo que sea. Mamá sonrió.
—Tu padre no es Peter Van Houten, Hazel. Tú de todas las personas sabes que es posible vivir con dolor.
—Sí, bueno —dije. Mamá me abrazó y la dejé aun cuando realmente no quería ser abrazada—. Está bien puedes quitarle la pausa —dije. Anastasia fue eliminada. Ella estaba cabreada. Era asombroso. Comí unos cuantos bocados de la cena… fideos corbatín con pesto… y me las arreglé para retenerlo.

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